Vivir sin internet


¿Cómo sería nuestra vida si desaparece internet en el 2021?

Si el internet desapareciese podría ser catastrofico para la sociedad entera. Pero pensándolo bien, ¿es eso posible? ¿Ha ocurrido ya alguna vez? ¿Qué consecuencias economicas tendría?.


Consecuencias de vivir sin internet

El año 2018 fue el primer año en el que más de la mitad de la población mundial tiene acceso a internet. 

La mayoría de países hispanos están por encima de la media, ya que tan solo cuatro países están por debajo de ese 50%. Además, de los países grandes europeos, España se coloca en segunda posición, sólo dos puntos detrás del Reino Unido. Con esta creciente dependencia, el internet podría ser catastrófico si un día dejase de funcionar. 

Y es que alrededor del mundo, cerca de cuatro mil millones de usuarios pasan de media seis horas diarias en actividades digitales. En un minuto se suben 500 horas de vídeo a YouTube, se envían 294 millones de emails, se escriben 54 millones de whatsapps y se postean 350 millones de tweets. Gracias a internet aquí me tenéis, trabajando en mi artículo, y no soy el único. 

Se estima que internet ha creado 2,6 puestos de trabajo por cada uno que ha hecho desaparecer. Pero a pesar de que hace 25 años los usuarios conectados eran apenas 1,3 por ciento, hoy en día toda la sociedad depende de internet, ya sea el sistema bancario, redes de telefonía o el transporte público, por ejemplo. Así que, ¿qué pasaría si el internet dejase de funcionar? Pero antes, hay que responder a la siguiente pregunta: ¿es eso posible? 

De forma local ocurre más a menudo de lo que te piensas.  Los gobiernos de Argelia y Sudán bloquean el acceso a internet durante el periodo de exámenes, para prevenir que los estudiantes copien o filtren preguntas. Este es sólo uno de los ejemplos de apagones que vienen ocurriendo en los últimos años, cada vez más frecuentes. 

En 2019 se produjeron 213 interrupciones en 33 países, siendo más de la mitad de ellos en la India. A parte de las 12 veces de Venezuela, sólo hay otro país hispano en la lista: Ecuador, con dos interrupciones. 

La mayoría de las veces, el motivo del apagón se debe a emergencias, como por ejemplo protestas, disturbios, elecciones o ciberataques. Pero estos son casos de forma local. ¿Podría suceder algo similar de una forma global? Por suerte las conexiones de red están muy descentralizadas, con lo que no serviría tirar abajo el núcleo, ya que no existe tal "núcleo". Si tú apagas una parte de esta red, la información entre dos puntos podría seguir llegando, solo que usando una vía más larga. Pero, aun así, internet no es invulnerable. 

Aproximadamente 99% del tráfico de internet se mueve por los cables submarinos, que es más rápido y barato que por satélite. Pero a pesar de la tremenda cantidad de tráfico, sorprende que en el año 2020 tan sólo había 406 cables en servicio. Lo que no sorprende tanto es la longitud total combinada de estos cables, que es de 12 millones de kilómetros. Esto es como si atamos a la tierra con un hilo y le damos 30 vueltas. Pero te traduzco todos estos datos: existen multitud de ocasiones donde un cable podría ser cortado. Y esto es algo que ya ha ocurrido.  

En 2008 hubo tres incidentes, y el más grave ocurrió en enero, cuando un barco tiró el ancla en la costa de Egipto y cortó accidentalmente un cable. Provocó graves problemas en el medio oriente, donde un 60% se quedó sin internet, y en la India, donde la interrupción fue del 70%.  

Además, también hay gente que corta los cables a propósito. En 2013, tres buceadores cortaron un cable en un puerto de Egipto, pero solo provocaron una ralentización del servicio. En 2015, hubo más de una decena de incidentes en la bahía de San Francisco. Vestidos como si fuesen trabajadores, bajaban a las alcantarillas a cortar los cables. También provocó una ralentización. Y, por último, animales como los tiburones o desprendimientos de roca también han interrumpido las conexiones. Y es que es algo que ocurre bastante a menudo, con una frecuencia de 1 cada poco día. Afortunadamente, no suelen tardar mucho en repararlos. 

En 2018, un corte dejó a toda Mauritania sin internet, pero en dos días ya lo habían arreglado. 

Pero el caso más trambólico fue el de una señora de 75 años en Georgia, cuando interrumpió la conexión total de Armenia durante 12 horas. Mientras buscaba chatarra en el bosque, vio un cable de cobre y decidió cortarlo y robarlo, desconocedora por entonces de las grandes consecuencias que iba a provocar.

 Y en el hipotético caso de un ataque organizado, donde se cortasen los 406 cables submarinos, aún quedaría la conexión por satélite. Lo único que la velocidad sería bastante lenta. Pero aparte de los cables, ¿podría algún hacker detener el internet desde casa? Tenemos un buen ejemplo el 21 de octubre de 2016. De forma resumida, un grupo de hackers atacó a la compañía Dyn (un proveedor de DNS) con un ataque de DDoS. DNS es lo que nos permite escribir google.com en lugar de escribir su dirección IP, que es bastante difícil de recordar. Un ataque de DDoS es enviar millones de peticiones falsas para así colapsar el servicio. El resultado fueron todos estos servicios que dejaron de funcionar. Entre los más importantes estaban Amazon, Netflix, Spotify o Twitter. Sin embargo, los tres ataques que se hicieron ese día fueron resueltos en un par de horas. 

¿Y si se organizase un grupo más grande de hackers bien preparados? Aunque no imposible, es improbable que puedan tumbar todos los servicios clave, a nivel mundial, de un modo simultáneo y de forma sostenida en el tiempo. 

Con lo que las únicas posibilidades remotas de que internet deje de funcionar sería algún tipo de catástrofe social. Pero en ese caso, internet sería la menor de nuestras preocupaciones. Pero, aun así, imaginemos que el internet se detiene por cualquier motivo no catastrófico. ¿Qué pasaría entonces? Es obvio que a título personal nos afectaría en nuestro día a día. Tendríamos que cambiar los whatsapps por SMS, Skype por llamadas telefónicas, Google Maps por mapas físicos y You Tube por la televisión. 

Pero en cuanto a lo económico, las tiendas online dejarían de ingresar  unos 5 billones de dólares en 2021. Un dato que está en alza cada año. Esto es el equivalente al PIB de toda Japón, el tercer país con mayor PIB del mundo, o lo que es lo mismo, aproximadamente el 6% del PIB mundial. Pero estos son solo las ventas directas de tiendas online. 

Si se tiene en cuenta todos los factores, se estima que un país muy dependiente de internet perdería un 1 por ciento de su PIB por cada día que pase sin internet. Un país medio dependiente perdería un 1% y un país poco conectado sufriría un 0,4 por ciento diario. 

El lado positivo a todo esto sería el ahorro de basura digital que existe en todo el mundo. Por ejemplo, se estima que el 80 % de los emails en España no se abren.  Cada email genera 10 gramos de CO2 al año, con lo que el total anual en España se sitúa en casi 800.000 toneladas de CO2. O lo que es lo mismo, el equivalente a 500.000 coches. En 2020, la contaminación digital en el mundo supuso el 38% de las emisiones de dióxido de carbono. Un porcentaje mayor al sector de la  aviación. 


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