Solo conocemos un 5% de lo que habita en nuestros océanos. Esto quiere decir que aún nos queda un asombroso 95% por explorar y descubrir, de un volumen total de agua de 1332 millones de km cúbicos.  ¿cómo es posible que conozcamos más sobre la superficie de la luna que sobre lo que tenemos en nuestro propio planeta?


1. Pejesapo espinoso (Caulophryne jordani)

El pejesapo, también representativo de los animales de las profundidades, y con una apariencia aterradora, ello a pesar de su corto tamaño, aunque la hembra, suele ser más grande que el macho, pero en términos generales alcanzan los 25 cm. Su peculiaridad está dada por sus aparentes espinas, que son realmente órganos especiales y altamente sensibles para detecta el movimiento de su potencial comida.




2. Diablo negro (Melanocetus johnsoni)

Este pez abisal habita profundidades de unos 4000 metros. Tiene igualmente un cuerpo poco hidrodinámico y la piel flácida, con una capacidad asombrosa de permanecer quietos entre dos aguas (otros peces se hundirían si dejaran de nadar). Esto evita que los detecten posibles depredadores. Poseen un órgano bioluminoso en el extremo de un apéndice sobre la cabeza, que emplean para atraer presas a sus fauces. Tienen un tamaño máximo de 20 cm.




3. Pez víbora (Chauliodus sloani)

Estos peces abisales habitan profundidades de hasta 4400 metros, y alcanzan un tamaño de 25 cm. Lo más destacable de esta especie es la adaptación de unos enormes dientes que no le caben en la boca y deben llevar fuera, a la altura de los ojos. Es difícil que una presa escape a esta dentadura y ahí reside la ventaja de su adaptación. Sin embargo, un fallo de cálculo en el tamaño de la presa puede provocar su muerte: ensartar un animal demasiado grande implica que no pueda ni zafarse de ella ni engullirla.




4. Gran engullidor (Saccopharynx sp.)

Este es uno de los peces abisales más grandes. Puede alcanzar los 2 metros de longitud, aunque no tendrás un encontronazo con él ya que vive entre los 2000 y los 3000 metros de profundidad. Posee unos ojos grandes y una cola afilada que ofrece muy poca resistencia al agua, por lo que puede ser un cazador más eficaz que los otros peces descritos. Sus mandíbulas tienen un tamaño desproporcionado, que les permiten engullir a las presas de una sola pieza.





5. Cerato abisal blanco (Haplophryne mollis)

Como los otros ceratos, el dimorfismo sexual de estos peces abisales es muy pronunciado (esto quiere decir que hay clara diferencia física entre machos y hembras). Los machos son en este caso de 15 a 30 veces menores que la hembra, y mucho más numerosos. De ahí que su objetivo vital sea encontrar una hembra y parasitarla, convirtiéndose en meras bolsas de esperma que fertilizan a la hembra y perpetúan la especie. En la imagen se pueden observar al menos dos pequeños machos adosados al vientre de la hembra. El apéndice de la cabeza es un órgano bioluminiscente para atraer presas.





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